Recuerdo perfectamente que a finales del año 2019 ya me inquietaba el concepto del Bitcoin. Por aquel entonces reflexionaba acerca de sus características de red distribuida, la irreversibilidad de los datos y la seguridad, y de que se barajaba incluso en aquel año la posibilidad de votar por internet, etc.

Reflexiono sobre todo esto ahora que, hoy en día, en pleno mes de diciembre del 2021, no sólo se hicieron realidad estos conceptos, sino que podemos encontrarnos muchos más usos de la llamada tecnología Blockchain. Muchos más incluso que las monedas virtuales a través de las cuales se dio a conocer (las Bitcoins) y entre los cuales se encuentra lo que nos interesa aquí: los NFTs.

Pero ¿qué es esto de los NFTs?

Para empezar, habría que aclarar que NFT es el acrónimo de Non -Fungible Tokens, ‘Fichas no Fungiles’ según el traductor de Google. Y aquí, inciso. Porque ¿qué es exactamente un fungible?

“Bien que está determinado solo por su género y puede, por tanto, ser sustituido por otro, siempre que el género sea el mismo. En contraposición, el bien no fungible no es sustituible, se haya determinado por su especie o individualidad y no puede, por consiguiente, ser sustituido por otro ni aun dentro del mismo género.” Así nos lo aclara la RAE. O… ¿no?

Vale, vayamos a por un ejemplo más sencillo: una moneda de 1 euro se considera un bien fungible, es decir, puedes intercambiarla por otra de 1 euro y esto no cambia su valor. Sin embargo, una obra de arte es un bien no fungible, no se puede intercambiar La maja desnuda de Francisco de Goya por La noche estrellada de Vincent Van Gogh.

¿Y qué tiene que ver Blockchain en esto?

 Pues explicado de manera rápida y sencilla, Blockchain es una base de datos creada con una serie consecutiva de bloques ordenados cronológicamente que contiene un identificador “hash” del bloque anterior. Este “hash” enlaza cada bloque con el siguiente formando una cadena de manera que, a su vez, la vinculación de estos bloques hace que sea imposible modificar la mencionada cadena.

Los NFTs utilizan, por tanto, esta característica de Blockchain para obtener una ‘especie de certificado digital de autenticidad’. Por lo que, aunque una obra digital pueda copiarse es posible identificar cual es la original, cuando se compró, por qué valor, etc…

Entrado en temas más técnicos, los NTFs se basan en dos estándares, el ERC-721 original de Ethereum −donde comenzaron a moverse los NFT−; y el más actual ERC-1155 (también dentro de Ethereum), que permite trabajar con varios tokens a la vez a través de un solo smart contract. Este último, a diferencia del original, que exige un contrato inteligente para cada token. De esta manera se pueden hacer series limitadas de un mismo NFT.

¿Y si hacemos un poco de historia?

Todo comenzó en junio de 2017 con CryptoPunks. el primer token no fungible (NFT) en la cadena de bloques de Ethereum por el estudio estadounidense Larva Labs −fundado por Matt Hall y John Watkinson− y desde el cual se crearon pequeñas imágenes de aspecto punky.

Algunas de estas imágenes fueron concebidas manualmente, aunque prácticamente la mayoría se generaron mediante un algoritmo a partir de un conjunto de plantillas; e inicialmente se crearon 10.000 personajes gratuitos. Hoy en día el más barato cuesta 30.000 dólares e incluso se ha llegado a vender un personaje por 11,7 millones de dólares.

CryptoKitties: Otro proyecto de éxito que usó los NFT es

CryptoKitties fue desarrollado por Axiom Zen a finales de 2017 sobre la cadena de bloques Ethereum. Es uno de los primeros intentos de utilizar la tecnología Blockchain en el ocio y consiste en un juego que permite a los usuarios comprar y ‘criar gatitos’, cada uno con diferentes combinaciones de colores y características.

Es tanta la popularidad que alcanzó el juego poco después de su lanzamiento que llegó a congestionar la red Ethereum a causa del elevadísimo número de transacciones. Solo unos días después del lanzamiento, los usuarios ya habían comprado más de 1 millón de dólares en gatos virtuales, siendo Génesis el primer Cryptokitty vendido por aproximadamente 118.000 dólares.

¿Y qué pasa en la actualidad?

Hoy en día vuelve a estar de moda en gran parte, a que la galería Christie’s subastara en marzo del 2021 la obra digital Everydays – The First 5000 Days, del artista Beeple, por la cifra de nada más y nada menos de 69 millones de dólares. O porque, atentos, el primer tweet de la historia se vendiera por 2,5 millones de dólares.

En España, por ejemplo, Javier Arres es uno de los artistas pioneros y referentes en el criptoarte. El artista granadino tiene un amplio currículum, entre otros, reconocido con el Choice´s Award 2017 de Creativepool, Showcase Artist en IDAF de Manchester en 2019 o Artista Internacional invitado en GIFFEST 2017 de Singapur.

Arres cuenta también con el hito de haber vendido su colección NFT denominada “The Cool Glassespor un precio superior a los 400,000 dólares a través de la plataforma MakersPlace.

¿Y el futuro de los NFTs?

Podríamos decir que el NFT es un mercado que se encuentra en exponencial crecimiento y son muchos quienes se apuntan a este nuevo negocio. Actualmente es posible comprar NFTs de corporaciones como Coca-Cola, periódicos como TIME o incluso de directores de cine como Quentin Tarantino.

El tiempo nos dirá si esta burbuja se hará más grande o por el contrario terminará explotando, pero, ahora bien, plantéatelo lo siguiente: Javier Arres es un artista reconocido, vale. Pero ha ganado casi medio millón de euros vendiendo NFT.

De modo que, si se te da bien el paint ¿qué pierdes por intentarlo?

Felipe Granados Gallardo